martes, 21 de abril de 2009

Procesando.. ( 1 )

La taza de café aún por empezar. Saca una arrugada cajetilla de tabaco y la deja junto al plato que contiene las migajas de lo que antes fue un croissant. Había dejado de fumar hacía un par de meses pero la conservaba "por si acaso..". Por si acaso.. últimamente era la frase que más escuchaba. Con este tiempo ya se sabe.. has de llevar un paraguas por si acaso, pero nunca llovía. Ya nunca llueve.
Mira el cielo a través de la ventana que debía haber limpiado hace un par de tardes por si acaso venía alguien.. pero ya nunca venía nadie.Dorian se paseaba por su lado rozando de vez en cuando sus pies descalzos. Un gato no es tan mal compañía una vez se a acostumbrado a ignorarte y respetar los poco muebles que ocupan el cuarto. El pobre infeliz tuvo que ser capado, por si acaso dejaba preñada a la gata del vecino, no vaya a ser que tuviesen gatitos en comunidad. Aunque cree que, por si acaso, el vecino ya había hecho lo propio con su minina años atrás, pero no estaba segura. Debían de preocuparle sus escapadas nocturnas. Las mismas que las de su hija de catorce años. Pero de estas últimas no debe tener constancia pues cada jueves a las dos de la madrugada la niñita desciende por las escaleras de incendios del apartamento y se dirige a un coche que lo más seguro es que el padre del muchacho le haya proporcionado por la compra de su afecto.
Abrió el libro por la página que estaba marcada con una pequeña doblez, una pequeña costumbre que había adquirido hace años y que era incapaz de quitarse, por muchos marca-páginas que le regalasen por cada compra de un libro o como propaganda de cualquier cosa. Hoy en día cualquier lugar era bueno para promocionarse. No se pueden dar dos pasos sin encontrarte cualquier tipo de cartel. Mismamente en los periódicos, fuente no del todo objetiva de conocimientos a cerca del mundo, incluye en cada una de sus páginas un espacio para mostrarnos nuevos productos, servicios o restaurantes.El libro no le estaba pareciendo gran cosa pero continuaba leyéndolo por si acaso el autor se guardaba algo mas interesante para después, para todos aquellos lectores aventureros que tienen mucho tiempo para perder o que tienen la esperanza de que la gran mayoría de las cosas que aparentan ser malas, tienen en el fondo su lado bueno e incluso emocionante.Eso mismo debía de pensar Dña. Emilia, una mujer de tercera edad que si continuaba viva, desde el punto de vista de Cristina, tan solo era para seguir cuidando de su marido. Un infeliz hombre cuya edad se pierde entre sus arrugas. Se había quedado casi afónico, pero todavía se las apañaba para borrarle la sonrisa de la cara a su mujer cuando ésta creía haber hecho algo que a él le agradase. A la pobre mujer se le notaba que era un trozo de pan, sobre todo cuando sus nietos venían a visitarla. Su hija ya casi no venía con ellos; con los años parecía haber perdido la capacidad de soportar a su padre.El resto de los apartamentos estaban vacíos; tan solo se ocupaban algunos vacaciones, por lo que no había tenido el tiempo necesario para observarlos detenidamente. No es que los espiase ni mucho menos, pero de pequeños encontronazos en pasillo, ascensor o escaleras, y por culpa de la estupenda acústica que caracteriza a los bloques de apartamentos, se había hecho a la idea de las pocas personas que en él habitaban.
Cuando por fin miró el reloj eran casi las 12 del medio día, así que decidió ir saliendo ya. En realidad no había quedado hasta dos horas más tarde pero le apetecía perderse un rato antes de sumergirse en una interesante comida de negocios con su productor. Se subió en el tren con la cabeza gacha. Nunca había mucha gente, y eso le agradaba. Estaba un tanto harta del barullo de los autobuses urbanos o de los metros, por eso agradecía que estas citas tuvieran lugar en un sitio más alejado de la ciudad.Una vez acomodada se dedicó a observar a la poca gente que se encontraba a su alrededor. De pronto se vio a si misma, buscando los ojos de un desconocido en el tren, aún sin descubrir para qué, y tubo que apartar la mirada.Después de pasear un rato, fue a la cafetería donde tendría lugar el encuentro. Llegaba un cuarto de hora antes, así que se pidió un agua y se sentó en la barra a esperar. Cómo era de esperar, Mario Puerta dobló la esquina puntualmente, cuando faltaban dos minutos para la hora, según el reloj de la plaza. Lo había observado en cada encuentro y cada vez le parecía un personaje más extraño. Al principio creyó que tan solo se trataba de un viejo con demasiado dinero para gastar; pero luego, y a causa de una mala costumbre de comentarle a cada persona que se acerca en un espacio de tiempo poco mayor que el de una taza de café, había descubierto que más de la mitad de "sus dineros" - cómo solía decir él - se lo llevaban su ex-mujer y un hijo que nada quiere saber de su padre, por razones que aun no había llegado a confesarle. Por lo que creyó acertar pensando que se trataba de un pobre infeliz. Hipótesis que se vino abajo cuando vio que una pelirroja despampanante, algo entrada en años, todo ha de decirse, esperándole en un familiar. Así que se había echado otra familia; ummmm... ¿qué sorpresa descubriríamos hoy?
- Verás Cristina, no sé cómo decírtelo.. sabes que me encantan tus canciones.. pero esto no vende. He intentado colcárselo a unos cuantos vendedores (sé que esto puede resultarte duro de oír), y no les interesan, dicen que es un género que está algo desfasado para estos tiempos, que lo que ellos buscan es un público mayor.. Bueno ya te imaginas
Sí, ya se lo imaginaba. No era la primera persona que se lo decía; y aquello de que tendría que conformarse con baruchos llenos de humo perdidos en callejones de nadie también lo había oído.Intentaba no distraerse de la conversación, pero era muy difícil. Se dispersaba entre la gente de las mesas de alrededor, sus manías, sus gestos, eran descubrimientos nuevos que le producían la sensación del recién nacido, para quien todo es nuevo..
- ¡¿Me estás estás escuchando?! Si es que no se por que acabo perdiendo el tiempo contigo, no lo entiendo.
Vaya. Así que también tenia de esto.. carácter
- (Aaaaish) Mire Sr. Puerta, no querría resultar impertinente, pero bien sabe Ud. que hace esto porque quiere, no fui yo quien le buscó y..- Si, si, ya lo se, solo intentaba que me prestaras un poco de atención, ¡para variar! Como te iba diciendo.. he estado pasando esto por algunas emisoras de radio..- En una- ¿¡Qué?!- En una, solo lo ha pasado por una, y lo han emitido, y por lo qe dijeron la acogida fue buena. Si lo que quiere es darme puerta.. adelante, pero déjese de remilgos.
No sabia exactamente que le pasaba hoy, pero no se sentía para nada con ánimos de aguantarle, así que pagó los que estaban tomando y se marcho, necesitaba pensar. No es que eso fuera algo que nunca hiciese, pues la verdad es que tenia mucho tiempo para si misma y para meditar, tal vez demasiado..